Dos trabajadores de VINCI Energies Spain nos demuestran que con voluntad se puede hacer frente a una adicción tan fuerte como el tabaco. Dídac Rosés, RN de Omexom Especialistas, acaba de conseguirlo. Adrián Framil, Jefe de PRL de Omexom y Actemium – Cegelec, lleva ya ocho años sin fumar. A ambos les ha merecido la pena, sin duda.
Dídac Rosés llevaba 25 años fumando. Ahora ha superado ya cuatro meses sin coger ni un cigarrillo. “si fumas sólo uno, ya reactivas la maquinaria del monstruo”, asegura. Lo dejó por cuestión de salud y por cumplir la eterna promesa a sus hijos: “Yo no fumaba en casa, pero me veían en el balcón, leían en las cajetillas que fumar mata y me preguntaban: Si fumar mata, ¿Por qué lo hacéis? Y al final te estás retratando delante de ellos, si dices que va a hacer una cosa y no la cumples.”
Porque el tabaco engancha, y si no que se lo digan a Dídac, que llevaba queriendo dejarlo desde hace siete años, lo intentó hace tiempo con un fármaco y no lo consiguió. “No funcionó porque si tu mente no está preparada, no hay nada que hacer”.
Empezó con 15 años, como la mayoría, “por quedar bien en el grupo, con las chicas, para hacerte el mayor. Lo que empieza como una tontería se convierte en algo habitual. Cuando te fumas el primero te sabe tan mal, que piensas que nunca te engancharás a ese veneno, pero con los años se vuelve como comer chicle, sabe buenísimo. Al final engancha y mata”.
Lo que más le está costando no es el “mono” físico, que superó en los primeros 15 días, sino el psicológico. “En la cabeza, lo sigues teniendo, y los hábitos te hacen que lo recuerdes a cada momento, en cualquier reunión con un cliente, tras cada discusión… “. Aun así, cuando ve a los demás fumar, no le entran tentaciones: “No, porque no me dan envidia, me dan lastima. Porque ellos siguen atrapados en el tabaco y yo no”.
“Me ha merecido la pena, porque he vuelto a ser libre. Antes, en una reunión, a la hora ya estaba mirando el reloj, con la mente puesta en el cigarro. Ahora puedo ir a una comida tranquilamente, sin tener que levantarme después del primer plato para salir a fumar”
Ahora encara los problemas de otra manera, con más calma. “El cigarro te crea una falsa sensación de serenidad, parece que te tranquiliza, pero es mentira. Si estás ansioso, tienes el ansia de tu problema y el ansia del cigarro, porque ya empieza la cuenta atrás para el siguiente. Al dejar de fumar, el ansia del tabaco te la quitas”.
Dídac se veía incapaz de conseguirlo: “Cada vez que me llamaban por teléfono, me fumaba tres cigarros, de mi casa al trabajo ya me había fumado tres en el coche. Luego me tomaba un café y otros dos y almorzaba y dos más… No es un hábito, es una adicción, una droga, que mata a más gente al año que la heroína”. A él le sirvió la ayuda de un libro, “Dejar de fumar es fácil si sabes cómo”, ha creído en él “como en una autohipnosis”. Y ahora se lo va pasando de un compañero a otro, y su ejemplo se ha convertido en un efecto dominó en la empresa.
“Yo soy muy social, siempre estoy de broma con todo el mundo, y la gente, al ver que yo, que fumaba dos cajetillas al día, he podido dejarlo, se han interesado. Te dicen: pero ¿cómo lo has hecho? ¡Ayúdame! Yo y otros compañeros estamos haciendo terapia de máquina de café. La gente, si ve que eres capaz, se anima”.
Adrián Framil es ya veterano en esto. Después de 18 años enganchado, lleva ocho sin fumar. “Decidí dejarlo cuando nació mi primer hijo. Lo había decidido mucho antes, y lo había intentado varias veces. Tuve varios fracasos, un par de intentos en que aguante 5 meses, luego varios de un mes, hasta el definitivo”. Lo que le motivó fue mejorar su salud, reducir las posibilidades de padecer una enfermedad relacionada con el tabaco y mejorar la calidad de vida
“Yo lo tenía muy claro, lo intenté tantas veces como fue necesario, hasta que lo conseguí. La clave está en enfocarlo de manera positiva, sabiendo que verdaderamente estás mucho mejor así. Y te levantas por la mañana y dices, ayer no he fumado y es mejor que no haya fumado y es mejor que hoy no fume”.
En todo este tiempo, se habrá fumado un pitillo al año, pero “según lo pruebo, no me gusta, entonces creo que en eso he conseguido tenerlo claro, que no quiero volver a fumar”. Y ya ha notado beneficios. “Afortunadamente yo no he tenido ningún problema importante de salud relacionado con el tabaco, pero lo notas, respiras mejor, tu día a día es distinto, las manos y el aliento no te huelen a tabaco…”
UN CONSEJO PARA LOS QUE QUIEREN DEJARLO…
Dídac: Para dejar de fumar hay dos claves. Una, lo tienes que hacer con alegría Si no lo haces contento, si lo haces sufriendo, volverás seguro, porque la vida ya es bastante complicada. Y dos, plantearte que es para toda la vida, saber que nunca más fumarás un cigarrillo. Y dejarás de ser esclavo, porque a nadie le gusta ser esclavo”.
Adrián: “Que su día a día sin fumar lo vean como un premio, no como un castigo. Aunque parezca una tontería, yo lo enfocaba así: me pueden gustar los donuts, pero no por eso me como diez al día. Es cuestión de decidir que no quieres fumar, que es mejor no fumar y que vas a tener una vida más sana.
SI DESCUBRIERAS QUE TU HIJO FUMA:
Dídac: “Yo ya les estoy haciendo un poco de terapia, diciéndoles: vuestro padre ha dejado de fumar porque esto mata, no empecéis porque esto es muy malo y muy adictivo. Ya con dejarlo, les estás dando una pequeña lección”.
Adrián: “No creo que pudiera decirle nada, hay decisiones que tienes que tomar por ti mismo. Lógicamente le diría que no es sano y es mejor que no lo haga. Pero la mejor influencia que puedes tener en tus hijos es no fumar tú”.
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