Un tercio de nuestra vida la pasamos durmiendo. Cuando cumplamos 60 años, 20 de ellos los habremos dormido. Es lo que más hacemos, día a día, noche tras noche, así que cualquier problema durante el sueño nos afecta cotidianamente, tanto de noche como de día, condicionando muchas veces nuestra vida, porque las funciones del sueño son importantísimas para nuestro organismo. El SUEÑO representa una función vital por ser…
En marzo se celebra el Día Mundial del Sueño para resaltar la importancia de dormir bien. Descansar de forma inadecuada puede tener graves consecuencias para nuestro cuerpo y nuestro cerebro.
Dormir es tan necesario como alimentarse de forma saludable o hacer ejercicio físico de forma habitual.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda dormir aproximadamente 8 horas cada noche para cumplir con nuestro ciclo completo de sueño. No obstante, este número de horas es una media estadística, ya que algunas personas necesitan más tiempo de sueño para sentirse descansadas y otras personas con menos horas se levantan totalmente reconfortadas.
El sueño, al igual que el hambre, la conducta sexual o el rendimiento intelectual, está regulado por nuestro reloj biológico, ubicado en el hipotálamo. Así, si dormimos las horas suficientes y el sueño ha sido reparador son múltiples los beneficios para nuestra salud. Ahora bien, si cambiamos drásticamente nuestras rutinas es muy probable que experimentemos fatiga, estrés y mal humor.
La falta de sueño tiene un efecto negativo sobre nuestro estado de ánimo. Si no se descansa lo suficiente nos sentimos estresados, apáticos y mentalmente agotados. Incluso podemos llegarnos a sentir tristes e incapaces de llevar a cabo nuestras tareas.
El sueño profundo ayuda a retener mejor la información y favorece la capacidad mnemotécnica. Un estudio publicado en Psycological Science afirma que dormir bien ayuda a retener la información a largo plazo
Nuestro sistema inmunitario emplea el tiempo de sueño para regenerarse, lo que le permite luchar con eficacia contra las toxinas y los gérmenes que habitualmente nos amenazan.
La producción de melanina y serotonina se produce durante el sueño. Estas hormonas contrarrestan los efectos de las hormonas del estrés (adrenalina y cortisol) y nos ayudan a sentirnos más felices y emocionalmente más fuertes.
Una alimentación correcta y equilibrada facilitará que podamos descansar mejor y que nuestro sueño sea de mejor calidad. La digestión es mucho más lenta durante el sueño, por lo que dormir inmediatamente después de comer hace que no descansemos de forma adecuada y se provoquen dolencias estomacales y problemas de insomnio.
Hábitos y alimentos que dañan/benefician al sueño
A) Alimentos ricos en serotonina. Lácteos, huevos, legumbres, frutos secos, plátano, avena, cereales integrales y patata.
B) Alimentos ricos en triptófano. Lácteos, huevos, pescados, legumbres, avena y cereales integrales, frutos secos, frutas (plátano, piña, aguacate).
La mayoría de estos nutrientes los encontramos en los vegetales, pero también se encuentran en la leche y en la carne de ave. La combinación de estos alimentos ejemplificará la cena perfecta para dormir a pierna suelta.
Ahora que ya sabemos cuáles son los beneficios de dormir bien y algunos de los factores que están implicados, es conveniente recordar algunas claves para que nuestro sueño sea de calidad:
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